Sunday, February 27, 2011

El conde Lucanor


En todas las lecturas hechas, a excepción del Cantar del Mío Cid, las obras escritas tuvieron lectores eruditos. Fueron clérigos, en su mayoría, pero también la aristocracia y otros hombres letrados fueron los que pudieron acceder a los mesteres de clerecía. Lo que demuestra que la educación en la edad media era un privilegio; sólo los hombres pudientes tenían acceso a ella.  Pero, además del factor económico-social, el factor tecnológico también influenció en la reducida población de lectores que tuvieron los escritores del medioevo. El uso del pergamino para la distribución de las obras eran sumamente costoso, hasta que “El papel, originariamente utilizado en la China, llegó a la España árabe en el siglo IX...Todos los manuscritos habían sido confeccionados anteriormente en pergamino o en vitela, más escasa y más cara aún, mientras que el papel, dominada la técnica de su manufactura, era barato y abundante” (A.D. Deyermond 239). Aún se esperaría hasta el siglo XVI para que la imprenta revolucionaria radicalmente la industria editorial de Europa, pero con un medio más barato y producido en mayores cantidades, la literatura medieval sufrió un cambio significativo: “el empleo del papel facilitó los libros a un público de mayor amplitud”(A.D. Deyermond 239).   Este publico ciertamente siguió siendo pudiente y aristocrático, pero el alcance de la literatura se amplió significativamente. Ante este nuevo público ¿Qué clase de literatura escribió Don Juan Manuel?  
Según las mismas palabras del autor:
Por eso yo, don Juan, hijo del infante don Manuel, adelantado mayor del Reino de Murcia, escribí este libro con las más bellas palabras que encontré, entre las cuales puse algunos cuentecillos con que enseñar a quienes los oyeren. Hice así, al modo de los médicos que, cuando quieren preparar una medicina para el hígado, como al hígado agrada lo dulce, ponen en la medicina un poco de azúcar o miel, u otra cosa que resulte dulce. (http://www.cervantesvirtual.com/s3/BVMC_OBRAS/000/52e/2a8/2b2/11d/fac/c70/021/85c/e60/64/mimes/p0000001.htm#I_14_)
Se colige que el autor decidió escribir un libro que sea útil para la sociedad y a la vez bellamente escrito. No pretendía llanamente moralizar a sus lectores sino también entretenerlos. Con este objetivo rehuyó del academismo y pretenciosidad que estaba de moda entre los escritores, especialmente los de Mester de Clerecía, al negarse citar fuentes grecorromanas en sus obras, “Juan rehúye,  como otros casos, toda referencia  culta y plantea con agudeza ensayista moderno el problema del deleitar aprovechando”(José Manuel Blecua 29).  
Aún así, a pesar de este enfoque pragmático que le da Don Juan Manuel a sus obras, los temas de sus cuentos no eran específicamente de carácter universal. En aquella época, no era la inmortalidad lo que interesaba a Don Juan Manuel, sino “the problems that face a nobleman and how those problems are resolved(James A. Grabowska – The Rethoric of Power in Juan Manuel´s “El conde Lucanor”).  “Las enseñanzas del El conde Lucanor están hechas a medida de la nobleza española. El libro  les previene contra la mediocridad, la indolencia, la autosatisfacción, la tontería, el engaño de que pueden ser victimas”(Ian Macpherson – Los cuentos de un gran señor: La doctrina de El conde Lucanor).
Aquellos nobles españoles vendrían a ser los lectores ideales de Don Juan Manuel, más los lectores reales del siglo XXI difieren enormemente de estos; sin embargo, el  hombre contemporáneo aún no se ha librado de todos los vicios que corrompieron a la sociedad medieval. He aquí el carácter universal  de El conde Lucanor. Aún la sociedad del siglo XXI enfrenta problemas de ingratitud (Cuento XI) peer presure (Cuento II)  y hasta de estafas (Cuento V).

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